Río de la Plata

Río de la Plata

lunes, 29 de junio de 2015

Aprender sobre la naturaleza, sobre sí mismo y actuar.





        En el planeta se están manifestando muchos desequilibrios ecosistémicos que afectan nuestra vida producto del calentamiento global. Pensamos que el mar, en su infinitud, se escapa de este escenario apocalíptico... pero no es así. La elevación del nivel del mar, el incremento de su temperatura y su acidificación,  perturban las áreas de desove y cría de peces, moluscos y tortugas marinas en playas, estuarios y arrecifes de coral, mermando la producción pesquera, y por ende, la capacidad de cubrir la demanda de alimentos de un porcentaje de la población mundial. Por otro lado, el incremento del nivel del mar también perturba los ecosistemas terrestres. Desaparecen las costas, y con ella, toda la inversión en infraestructura  y construcción de viviendas que se ha realizado en ellas. Adicionalmente, se corre el riesgo de que se salinicen las fuentes de agua dulce, reduciendo la posibilidad de cubrir la demanda hídrica para la producción agrícola e industrial y también para el consumo humano.

       Nosotros debemos pensar qué aportes podemos hacer para mitigar los impactos del Cambio Climático y para adaptarnos mejor a los cambios futuros, en función de nuestro capital social y financiero. Debemos observar lo que pasa fuera de nosotros y luego contrastarlo con lo que somos y lo que tenemos, para que nuestra actuación sea consciente, efectiva y  seamos menos vulnerables. Se preguntarán por qué. Somos parte del ecosistema, formamos parte de las cadenas tróficas al igual que la danta o los cedros, un componente más del ambiente. Todo lo que afecta a los ecosistemas nos afecta a nosotros. Todo lo que hagamos en función de fortalecer a la Tierra, también nos fortalecerá a nosotros.

No solo es cuestión de saberlo, es tiempo actuar.

Deyanira Díaz

lunes, 22 de junio de 2015

¿Cómo afectaría un incremento del nivel del mar a Venezuela?




                  Uno de los impactos más inquietantes que el Calentamiento Global tendrá sobre nuestro planeta, es el incremento del nivel del mar por efecto de la expansión térmica de los océanos y la adición de aguas por derretimiento de glaciares y casquetes de hielo provenientes de Groenlandia y Antártida. A medida que la temperatura media global se incremente, las aguas invadirán paulatinamente las costas, siendo especialmente vulnerables, las ciudades costeras de los países en desarrollo en vista de la gran densidad demográfica y la mala planificación urbana. Es necesario tomar conciencia de esta situación para diseñar las medidas preventivas adecuadas y así evitar la profundización de los riesgos en el futuro.

               Yo siempre recuerdo el evento catastrófico ocurrido en el Estado Vargas en 1999, donde las aguas bajaban de la montaña abriéndose paso por los cauces naturales obstruidos y uniéndose con el mar, llevándose a su paso innumerables vidas y bienes materiales. Me preocupa el hecho de que las personas hayan regresado a urbanizar una zona tan riesgosa, sujeta a la incertidumbre de que se repita un evento similar, por lo que sugiero que se tomen las medidas preventivas correspondientes y que se prepare y organice a la población para actuar prudentemente, con el apoyo de los organismos de protección civil, en función de la probabilidad de ocurrencia. Con un buen sistema de información y establecimiento de alertas tempranas se pueden evitar grandes pérdidas. Y es que como veremos, hay un estudio realizado por Bretch, que fue publicado en el 2012 por el Banco Mundial, en el que afirma que  Venezuela se encuentra dentro de los 10 países más vulnerables a inundaciones extremas, junto con Mozambique, Madagascar, México, India, Bangladesh, Indonesia, Filipinas y Viet Nam. 

Esta afirmación deberíamos tomarla muy seriamente pues toda pérdida de vidas humanas y de bienes materiales es lamentable y tiene serios impactos sobre el PIB de un país. El valor de las pérdidas materiales se calcula en función de las tierras dañadas en forma permanente, así como los gastos de reubicación y reconstrucción. Son particularmente importantes las pérdidas en el sector agrícola, la pesca y el turismo. Si el sector turístico es una fuente de ingreso importante para los pobladores, como es el caso del Estado Vargas, la economía local se ve seriamente comprometida. También se elevan los costos puntuales de suministro de agua y de salud al momento de la ocurrencia del evento.

Además de las inundaciones costeras, debemos estar atentos a las inundaciones en el interior de las regiones. Ha pasado en Maracay, en las adyacencias del río Limón, y también en el Estado Guárico, Mérida, Trujillo, Barcelona y Apure, solo por mencionar algunas. Por otra parte, tenemos que actividades como el drenaje y la extracción de aguas subterráneas, agravan la subsidencia en regiones con alta densidad demográfica e intensa actividad económica. Los deltas de los ríos son especialmente sensibles a dichas presiones adicionales., de acuerdo con Nicholls y Cazenave, en un estudio que sobre los impactos del Calentamiento Global realizarán en el 2010 en la zona Caribeña.

          El manejo de una cuenca, no está limitado a la potabilización y distribución del agua disponible  entre la población, ni tampoco a garantizar la calidad de esa agua estableciendo políticas y leyes conducentes a evitar la contaminación de las mismas. Hoy en día va mucho más allá de eso. Dentro de una gestión de cuencas responsable, se deben incluir estudios sobre la dinámica  de las cuencas ante cambios futuros en la temperatura media global, con énfasis en los sistemas marino-costeros,  ya que parece esencial que se incluyan las proyecciones del aumento del nivel del mar en la planificación y en las decisiones sobre la construcción de infraestructura a largo plazo en el litoral, en función de aliviar algunos de los impactos proyectados y de garantizar la inversión eficiente de los fondos públicos y privados, y minimizando  las pérdidas futuras en término de vidas humanas y bienes materiales que afectan tanto a las familias como a la economía nacional.

          Todo esto se conforma dentro de un escenario en donde la población mundial no toma conciencia de los riesgos de tener un planeta 4 grados más cálido en el futuro, y no modifica sus acciones en función de reducir la emisión de los gases de efecto invernadero en el presente. Nuestras actuaciones personales y locales tienen un impacto global, no cabe duda.

             Los pobladores de las costas  y zonas interiores inundables, deben organizarse para que se lleven a cabo programas de adaptación y contingencia.

Deyanira Díaz

miércoles, 17 de junio de 2015

Cuanto nos cuesta el agua embotellada: junio 2015.

                     
      En abril habíamos anunciado que en Santa Paula, Caracas, se compraba el "garrafón" de 20 litros de agua a Bs. 80

      A partir del mes de junio, el precio del garrafón subió a Bs. 100, registrando un incremento del 25%.

           Si la inflación se mantuviese más o menos estable, este precio sería un excelente indicador de la escasez del bien y por lo tanto, atribuible al incremento de la demanda hídrica vía incremento de la población o  de la producción de bienes y servicios; o a la reducción de la oferta hídrica por cierre de empresas embotelladoras, incremento de la contaminación de las aguas blancas, reducción del nivel de los embalses, así como también el número de pozos profundos y manantiales que se mantienen operativos, entre otras; variables que habría que estudiar  con detenimiento para determinar las causas subyacentes. Pero no podemos decir nada concluyente pues nos encontramos en medio de una crisis inflacionaria que desvirtúa cualquier análisis, y que responde a otras situaciones como las devaluaciones y la escasez de dólares, que encarecen y dificultan los procesos de producción.

         Estaremos registrando el movimiento en los precios del agua en este espacio.


Deyanira Díaz