Río de la Plata

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jueves, 25 de febrero de 2016

El agua se conoce por la sed



                               Cuando el desierto sabe
                      que el agua crece
                      le basta la arena
                      pero si alguna vez duda
                      del Mar Caspio
                      el Sahara muere

                      Emily Dickinson (1873)

viernes, 19 de febrero de 2016

De la escasez y la contaminación del agua en Caracas




La variable que ejerce mayor presión sobre los recursos hídricos es el crecimiento poblacional, que de acuerdo con estimaciones del Banco Mundial, se duplicará entre 1980 y 2030, superando los 7.000 millones de habitantes. Tendremos más gente y menos agua en vista de los desajustes climáticos y la contaminación. Por eso es necesario que los gobiernos realicen las inversiones pertinentes en infraestructura para garantizar el abastecimiento del vital líquido, evitar  conflictos de uso y fomentar el crecimiento económico sostenible en tiempos de Cambio Climático.

            Es importante resaltar que América del Sur es la región que posee las mayores reservas de agua dulce a nivel global (31% de acuerdo con cifras publicadas por el Banco Mundial para el año 2015), las cuales están concentradas en la región amazónica, hogar de los bosques húmedos del trópico. Como era de esperarse, Brasil es el país que cuenta con la mayor riqueza hídrica del mundo, Venezuela está entre los 10 primeros. Entonces nos preguntamos, ¿a qué se deben las limitaciones del servicio? ¿Por qué en el país el suministro es intermitente y la calidad deficiente?



            Hablemos de Caracas. De acuerdo con el último censo realizado por el INE en el año 2011, la ciudad aloja 1.943.901 de habitantes, lo que representa el 7,14% de la población total de Venezuela. Si consideramos que por normativa sanitaria Hidrocapital está obligada a distribuir 250 litros de agua por habitante al día en óptimas condiciones, tendremos que nuestra demanda hídrica total se estima en 485.975.250 litros diarios.
Tomando en cuenta que la metrópolis está servida por el mismo sistema hidrológico que fue construido entre 1950 y 1970, y que el manejo de las cuencas asociados a estos es cada vez más ineficiente, no podemos esperar más que desajustes entre la oferta y la demanda hídrica pues la ciudad ha crecido y mantiene además, una población flotante proveniente de Los Teques, Guarenas, Guatire y La Guaira que incrementa la carga poblacional. Si sumamos la capacidad de los embalses de Camatagua (500 millones de litros), Lagartijo (80 millones de litros) y Taguaza (181 millones de litros), nos da un total de 761 millones de litros, que sería más que suficiente para abastecer de agua a toda la ciudad, suponiendo que los embalses se mantienen a plena capacidad. Pero eso está muy lejos de ser cierto, y aún menos, cuando los periodos de sequía son extensos. En un reportaje publicado el 28 de octubre del año 2013 por El Universal, Elisa Vásquez advierte que los embalses existentes son insuficientes para cubrir la demanda hídrica de la ciudad, y que además están siendo contaminados con vertidos agrícolas, industriales y aguas servidas, que no pueden ser eliminados por las actuales plantas de tratamiento, ya que fueron diseñadas para tratar solo la contaminación biológica (orgánica). Si nos trasladamos al origen del problema,  no se está exigiendo el cumplimiento de las leyes de calidad del agua a los responsables de los vertidos que afectan a los embalses. Especialmente contaminadas se encuentran las aguas del río Tuy, principal efluente del sistema Tuy II, que es el responsable de abastecer al 25% de la ciudad. Adicionalmente, la planta de tratamiento del Tuy III, que depende del embalse de Camatagua, principal fuente de abastecimiento de los caraqueños, está funcionando a la mitad de su capacidad de acuerdo con Vásquez, por lo que incrementar la capacidad de los embalses no resolvería el problema de escasez, pues de los 15 mil litros/segundos que deberían ser potabilizados, solo pasan 8 mil litros/segundos. Por si esto fuera poco, el principal efluente de Camatagua es el río Guárico, que de acuerdo con un reportaje realizado por Maryelba Nuñez el 13 de septiembre de 2015, es un río en condiciones aceptables, “pero se le metió agua del Tucutunemo, que sale de Taiguaiguay, que a su vez alimenta un sistema de riego”… “dejando a Camatagua en un estado completamente eutrófico”. Y el embalse La Mariposa, que cubre el 10% de la demanda hídrica de Caracas, también está contaminado por vertidos industriales y arrastre de sedimentos, de acuerdo con una entrevista que dio a El Universal  el Dr. Antonio De Lisio, profesor-investigador de la Universidad Central de Venezuela, el 8 de mayo del 2014.
Es de esperar que la extensa sequía originada por el fenómeno del Niño en el 2015 haya agravado esta situación, mermando el nivel de los embalses y manifestándose una contaminación más acentuada, en vista de que al disminuir el caudal de los ríos, se cuelan sedimentos y la concentración relativa de cualquier contaminante contenido se incrementa. A todo eso le sumamos los despilfarros por botes de agua que son frecuentes en la ciudad, que también acentúan la escasez y la contaminación existente.
 La población venezolana está asumiendo los costos externos derivados de las deficiencias del servicio, no solo en lo concerniente al pago de médicos y medicinas, en vista de que se incrementan las probabilidades de contraer enfermedades relacionadas con la escasez y la baja calidad del agua; sino además, en la construcción de tanques, acarreo de agua, contratación de camiones cisternas, compra de garrafones de agua potable, filtros, plantas de ozono, reparación de bombas y de calentadores y hasta gastos en estudios bacteriológicos para conocer la confiabilidad del agua que se está consumiendo.

            ¿Qué podemos hacer ante esta situación? El Estado debe ejecutar inversiones de ampliación y modernización del sistema hídrico existente, aunado a un mejor manejo de las cuencas hidrográficas donde se ubican los embalses, que entre otras cosas implica evitar las talas indiscriminadas, ejecutar planes de reforestación, mantener una estricta vigilancia de los vertidos para exigir el cumplimiento de los estándares de calidad de agua estipulados en el Decreto 883 aún en vigencia, así como también, realizar la reubicación de los invasores de estas zonas protegidas por la ley. La realización de estos cambios es impostergable. En el año 1982 se planeó la incorporación de un nuevo sistema, el Tuy IV, que llevaría agua a Caracas desde un embalse construido en el río Cuira con una capacidad de almacenamiento de 700 millones de litros, pero lamentablemente se encuentra paralizado en la actualidad. Este proyecto de gran envergadura debe ser concluido y apoyado con la construcción de nuevas plantas de tratamiento, sistemas de reutilización del agua, sistemas de riego más eficientes y la promoción de hábitos de consumo racional del recurso. Existe una amplia gama de equipos en el mercado para apoyar esta conducta como los tanques, los sistemas de recolección de agua de lluvia, las pocetas y los grifos ahorradores de agua, entre tantos otros. El objetivo es incrementar la capacidad de contener y distribuir efectivamente el agua, pero también usarla de forma eficiente, ya que la población caraqueña continuará creciendo y le convendría construir su resiliencia al Cambio Climático a la mayor brevedad posible. Nuestra mirada debe estar en el futuro que construimos hoy.



Econ. Deyanira Díaz

jueves, 11 de febrero de 2016

Hay gran sequía pero nadie quiere llover.



             Comenzamos el año 2016 con una fuerte sequía.  Mucha gente padece escasez de agua, muchos se quejan de los racionamientos, pero, ¿alguien se ha preguntado cómo puede contribuir a mitigar este fenómeno? Sin lugar a dudas, el Estado es el encargado de implementar y de coordinar las acciones de almacenamiento, potabilización y distribución del agua, así como de garantizar el óptimo funcionamiento de dicha infraestructura, y por ende, el principal responsable de las fallas; pero nosotros, desde nuestro entorno, podemos realizar pequeñas acciones que sumadas causan un impacto positivo,  Entre estas actividades podemos mencionar, el uso racional del agua, evitar botar basura en los cuerpos de agua para evitar obstruirlos o contaminarlos, sembrar un árbol (o muchos) y evitar las talas indiscriminadas.

        Por aquí les dejo 30 ideas más:
https://ar.selecciones.com/contenido/a522_cuidado-del-agua

        Exigir a los responsables mejoras en la prestación del servicio es una parte importante de la ecuación, lo merecemos como ciudadanos, pero si hay "una gran sequía y nadie quiere llover", como afirman Los Cafres, ¿qué podemos esperar en el futuro? 


Deyanira Díaz

jueves, 4 de febrero de 2016

Mejorar el acceso al agua potable.



            En vista de la gravedad de las distorciones climáticas a nivel mundial, el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, anunció junto al presidente del Banco Mundial, Jim Young Kim, la creación de un panel de emergencia de jefes de Estado, encabezado por los presidentes de México e Isla Mauricio, el cual se reunirá a partir de este año hasta el 2018. De no tomarse acciones, se estima que estarán en riesgo 1.800.000 millones de personas, que padecerán la escasez o los desastres relacionados con el agua.

         Sin embargo, el acceso al agua potable ha mejorado en el mundo desde 1990 hasta nuestros días, a pesar de los efectos del Cambio Climático, de acuerdo con el Informe  del año 2015 sobre el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio que publicó las Naciones Unidas. Allí se afirma que "en 2015, el 91% de la población mundial utilizó una fuente de agua mejorada, en comparación al 76% en 1990", y que de los 2.600 millones de personas que tuvieron acceso a fuentes de agua potable, 1.900 millones lo hicieron a través de cañerías hasta su propio hogar, es decir, que 58% de la población ha mejorado su acceso al agua potable. Pero es importante resaltar que si bien este ha sido un logro importante, poco haremos mejorando el acceso si por el grifo no saldrá el vital líquido en el futuro, por lo que debemos esforzarnos en comprender dónde se deben realizar las inversiones de ahora en adelante para solucionar el problema de la escasez

La escasez de agua potable, un problema multifactorial.
         La cantidad de agua disponible en una región puede evaluarse a través del Indice de Pobreza Hídrica, desarrollado por la Universidad de Keele, Reino Unido, en el año 2002. Es una herramienta inter-disciplinaria que mide la escasez de agua en base a una serie de datos agrupados en una serie de componentes que, al corregirse aquellos en los que se detectan ineficiencias, mejorará la cantidad de agua disponible para la población. Dichos componentes son los siguientes:


  • Recurso: Se refiere a la disponibilidad física tanto de las aguas superficiales como de las aguas subterráneas, tomando en cuenta su calidad y variabilidad, que conforma la oferta hídrica. Esta es contrastada con la demanda hídrica, que son los usos alternativos por sectores. La contaminación del agua, las emisiones de gases de efecto invernadero, y la deforestación extensiva de los bosques primarios, en especial, aquellos situados a lo largo de una cuenca hidrográfica, tienen impactos negativos en la cantidad de agua disponible para sus usos alternativos.
  • Acceso. Tiene que ver con la distancia que hay que recorrer para obtener el agua en una fuente confiable, así como también, el tiempo empleado en colectarla. Los sistemas de distribución hídrica reducen tanto la distancia como el tiempo de recolección. No es lo mismo caminar con un tobo hasta el pozo, manantial o camión cisterna, y hacer cola para llevar algo del líquido vital a casa, que tener acceso directo a través de un sistema de tuberías. Ahorrar tiempo en esta actividad nos ayuda a ser más productivos en otras.
  • Capacidad. Es la habilidad que tienen los habitantes para manejar el agua adecuadamente, contar con herramientas de negociación, tener acceso a redes sociales de apoyo, y la capacidad para obtener o generar los recursos necesarios para financiar el diseño e implementación de proyectos que mejoren la cantidad, calidad y el acceso al agua. Se relaciona con el nivel educativo y la salud de una población. Tambien representa la habilidad para resolver los problemas de conflicto de uso. Los Emiratos Arabes Unidos usan sus cuantiosos recursos financieros para satisfacer la demanda hídrica de su población, a través de la importación y la inversión en sistemas de desalinización de agua de mar. Estados Unidos, a pesar de contar con grandes recursos hídricos, una excelente infraestructura hídrica que facilita y garantiza a su población el acceso al recurso, también tiene una extensa demanda, por lo que el precio de mercado del agua embotellada suele ser elevado (es más cara una botellita de agua que una lata de refresco). También importan agua de lugares remotos en donde la oferta supera la demanda, como es el caso de las Islas Fiji.
  • Uso: Es la distribución del agua disponible entre los diferentes usos: doméstico, agrícola e industrial, que varía en función de la estructura económica de cada localidad. Constituye la demanda hídrica. El incesante crecimiento de la poblacional mundial y sus necesidades en relación con una oferta hídrica, que si bien es renovable, se torna insuficiente en algunas regiones, generan conflictos de uso. Se hace necesario entonces contrastar la demanda hídrica con la oferta y estudiar su estructura para hallar soluciones que pueden ser de índole tecnológico, de negociación o de organización territorial, entre otras.  
  • Ambiente: Es la necesidad de mantener el equilibrio en el funcionamiento de los ecosistemas, en vista de que el deterioro de los mismos podría generar impactos negativos tanto en la cantidad como en la calidad del agua disponible. Además, el deterioro de los bienes y servicios ambientales provenientes de los hábitats acuáticos, puede mermar la capacidad productiva de una población, con relación al volúmen de pesca o pérdida de cultivos, entre otras. 
      Solucionar los problemas de escasez de agua es prioritario y depende,  fundamentalmente, de un manejo adecuado del recurso, de la implementación de políticas económicas de apoyo (como la creación de sistemas de incentivos), de políticas efectivas de reducción de gases de efecto invernadero,  del desarrollo y aplicación de nuevas tecnologías y de mejorar nuestra capacidad de negociación y formación de redes, entre otras. La escasez del agua no solo depende de que llueva o no en el periodo correcto, es un problema complejo que exige de nosotros una consciencia plena y capacidad de respuesta.


Deyanira Díaz